Voy a entrar despacio, no sea que se entere. No me puede ver así. Entraré de puntillas. Necesito reflexionar. No puedo llegar en esta situación, sin haber estado con ella, y que se pregunte “pero tú… ¿de dónde vienes?”. Aunque la ...verdad es que a ella le sabría bastante peor, tanto, que le daría el disgusto de su vida.
Después de tantos años a su lado, con mi compañera americana, esta vez le he fallado.
Hoy he tenido una aventura, una historia nueva para mí. Quizás me hacía falta un cambio de aires o simplemente experimentar nuevas sensaciones. Tenía que probar otras cosas. La rutina, la monotonía, hace que a veces caigamos en tentaciones no deseadas. Puede ser que con el tiempo, y sin darnos cuenta, nos hayamos aburrido el uno del otro, pero nos seguimos queriendo muchísimo.
No en vano han sido muchas las experiencias vividas juntos, muchos esfuerzos compartidos. Una relación que siempre ha resultado muy satisfactoria, muy feliz, con sus lógicos altibajos. Nos hemos reído juntos, hemos gozado de un amor pasional, en el que tampoco han faltado la sangre, el sudor y las lágrimas.
Pero ahora estoy con remordimientos, muchos. Me voy a ir a duchar. Me siento sucio. A ver cómo se lo cuento. Espero que lo entienda. Seguramente no me dirá nada. Mantendrá ese silencio tan profundo que me deja completamente fuera de sitio, como siempre que se enfada conmigo. Aunque esta vez es peor y no sé lo qué va a pasar. No creo que quiera compartirme con nadie. Lógico. Tampoco es mi intención. Ni siquiera me he planteado repetir la experiencia ni mucho menos abandonar a mi compañera. Para nada.
Aunque también sea doloroso, tendré que renunciar a este nuevo amor que me ha surgido.
Todo comenzó hace unos días cuando un amigo me la presentó. Una francesa de muy buen ver, preciosa.
Quizás algo gordita, pero muy bonita. Me quedé prendado de sus curvas, de su atlética belleza. No tardé en pedirle que saliera conmigo.
Hoy lo he hecho y juntos hemos vivido una tarde increíble. Me ha llevado por caminos desconocidos hasta ahora para mí. Me ha hecho disfrutar muchísimo, aunque me ha llevado al límite. Acostumbrado a una relación digamos más tranquila, la experiencia que he tenido a su lado me ha desbocado completamente el corazón. Ha sido como un torbellino de sensaciones. A veces estaba arriba y otras abajo. No me ha dejado descansar en un solo momento y he intentado mantener el tipo como he podido.
Creo que habrá quedado contenta de mis “prestaciones”. Ha sido realmente exigente.
De todas formas, qué queréis que os diga, pensándolo bien esto sólo ha sido un desliz, porque a mí, la que realmente me gusta, y de la que aún sigo profundamente enamorado, es de mi flaca.
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